
En la primera d?cada del Movimiento Scout, la formaci?n de los dirigentes se hac?a de manera emp?rica. Cuando los niños o j?venes formaban patrullas ten?an la costumbre de pedir a un hermano mayor, un pap?, un t?o o un amigo que hiciera las veces de Jefe de Tropa. Estos jefes de tropa comenzaron a intercambiar correspondencia con Baden-Powell quien los "adiestraba" a la distancia.
Rudyard Kipling naci? el 30 de diciembre de 1865 en Bombay (India) y a la edad de 6 años fue a estudiar a Inglaterra. Vivi? durante cinco años en un hogar social de Southsea, de los que conserv? amargos recuerdos que describi? en el relato La oveja negra.
En 1882 regres? a la India. All? trabaj? en la Civil and Military Gazette de Lahore hasta 1889, dedic?ndose a escribir relatos.
Uno de los aspectos mas destacables de la rama lobato, es su poderoso, maravilloso y rico fondo motivador: El Libro de La Selva, escrito por Rudyard Kipling entre 1894 y 1895.
El libro, como parte del Marco Simb?lico, no pretende llevar de forma permanente al niño a un mundo de fantas?a. La fantas?a, no es mas que un elemento fortalecedor de la vida en esta gran familia, que es representada de una fant?stica manera por la manada de lobos en la que vivi? Mowgli.
Un santo para todos
Ciertamente no existe ningún santo que sea tan popular como él tanto entre católicos como entre los protestantes y aun entre los no cristianos. San Francisco de Asís cautivó la imaginación de sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio radical.
SAN FRANCISCO tenía un don especial para con las criaturas
EL LOBO DE GUBBIO y otras historias.
De Florecillas de San Francisco (capítulo XXI), siglo XIV, de autor anónimo.
En el tiempo en que San Francisco moraba en la ciudad de Gubbio, apareció en la comarca un grandìsimo lobo, terrible y feroz, que no sòlo devoraba los animales, sino también a los hombres; hasta el punto de que tenía aterrorizados a todos los habitantes, porque muchas veces se acercaba a la ciudad.</p>
Todos iban armados cuando salían de la ciudad, como si fueran a la guerra; y aun así, quien topaba con él estando solo no podía defenderse. Era tal el terror, que nadie se aventuraba a salir de la ciudad.